lunes, 27 de septiembre de 2010

Candados a la evasión

Fuente: El Comercio

Por: Alberto Limache Ramírez

Todos los meses y de manera religiosa, los contribuyentes calculan el monto mensual a pagar por Impuesto General a las Ventas (IGV). Mediante una diferencia entre los montos de IGV de todo lo vendido y lo comprado en ese período, se define lo que se tiene a pagar a la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat).

Sin embargo, existe una discreta pero creciente mafia que opera en los resquicios de la legislación tributaria. Su objetivo: abastecer de facturas falsas a un grupo de ellos: los malos contribuyentes que ceden a la tentación de reducir el pago de tales impuestos.

La mecánica es simple: falsear compras para con ello reducir el resultado final a pagar a la autoridad monetaria.

No es extraño escuchar en algunos círculos que muchas de estas empresas logran ser rentables con estas prácticas. Excusas tales, como que la tasa del IGV de 19% del valor de venta es elevada, son esgrimidas como justificación.

Sea como fuere, esta práctica es un delito. Y con casi 6 millones de contribuyentes, la labor de detección resulta una tarea titánica. Es en tal contexto en que, en el 2002, se creó el sistema de detracciones.

SISTEMA
Sunat define al sistema de detracciones como un mecanismo que permite asegurar el cobro de una parte de los impuestos. Voceros del ente recaudador explicaron a Día_1 que se identificó un grupo de productos (ver infografía) donde se detectó proclividad a la evasión e informalidad y, por eso, se obligó a los contribuyentes relacionados con tal actividad a cumplir con este sistema.

Operativamente, esto significa que los vendedores de, por ejemplo, arroz, están obligados a constituir una cuenta en el Banco de la Nación. En ella, todos sus compradores debe depositar parte del IGV.

En el arroz dicha tasa es de 12% del 19% a pagar. En el azúcar es de 10%, en algodón sin desmotar es de 15%, y en transporte, 12%.

Existen otros sectores donde esta tasa es menor, como en la leche (4%) o maíz duro amarillo (7%). Este suplemento confirmó que además de las ya anunciadas inclusiones de los contratos de construcción, el oro y los espectáculos públicos, la Sunat incluirá en las detracciones a la producción de páprika, espárragos y la comercialización de chatarra.

Con dichos recursos, los contribuyentes relacionados con el producto controlado pueden pagar sus obligaciones de IGV y de otros impuestos.

“Buscamos que ese porcentaje sea lo más cercano a la tasa efectiva de IGV que pagan los contribuyentes, después de descontar sus impuestos por compras”, explican los voceros.

El mecanismo genera, además, información necesaria para saber a quién se compra y a quién se venden los productos supervisados. “Si uno de los contribuyentes abastecedores o compradores evade o es informal, y presenta una factura falsa, será detectado en las auditorías”, dijeron en Sunat.

A FAVOR
La opinión sobre el sistema es casi unánime: las detracciones son positivas.

“Junto como las retenciones y las percepciones, las detracciones forman un sólido sistema contra el delito tributario”, comenta Gustavo López, socio de la consultora Deloitte Perú.

Para Sandro Fuentes, tributarista del Estudio Rodrigo, esta medida ha demostrado su validez en sectores proclives a la evasión. “La construcción, dejando a salvo a las empresas experimentadas y serias, se ha llenado de improvisados que causan daño al sistema, con el agregado de que este sector ha sido especialmente sensible a la evasión y al lavado de activos”.

Para Mónica Byrne, tributarista del estudio Rubio, las detracciones son eficientes porque recaudan una gran proporción del impuesto que una empresa formal tendría que pagar a un proveedor que opera generalmente en la informalidad o que evade impuestos. “Al realizarse la detracción (...) resulta más fácil comprobar o acotar el pago del IGV en la proporción no detraída o depositada”, explicó.

A DÉBITO
Sin embargo, no todos opinan así. Un grupo de pequeños productores (que prefirió mantenerse en el anonimato) comentó a este suplemento que para ellos, las detracciones significan pagar por adelantado su IGV. Ello es especialmente pernicioso en el caso de ciertos productores que no tienen poder de negociación frente a un gran comercializador (los acopiadores de azúcar, por ejemplo).

“Eso no es exacto. Es cierto que una posición de dominio del comprador podría afectar al productor, pero, por ejemplo, si hay pago a más de 30 días, el abono de la detracción se hace de manera inmediata”, comentó.

El sistema tiene otras críticas. Sandro Fuentes objeta haberle puesto la puntería a los espectáculos públicos.

“La Sunat podría estar sobrereaccionando. Entiendo la indignación por la falta de cumplimiento de los promotores, pero bastaría aplicar severamente la fiscalización. Ojo que eso significa ir a los conos y asentamientos a fiscalizar espectáculos (...) no vale solo fijarse en Stone Temple Pilots, Greenday o el Cirque du Soleil”, comentó.

López de Deloitte Perú, reclama más transparencia en alguna categorías de productos consideradas.

“Creo que existen situaciones injustas. Puede darse el caso en que una empresa haya omitido la detracción pero quien giró la factura sí pagó la totalidad del IGV. La empresa detractora debe tener derecho a usar ese crédito fiscal”, opina Byrne del estudio Rubio.

En la Sunat sostienen que el sistema se puede mejorar. El debate, entonces, queda abierto.

+ Más

Para saber más sobre el Sistema de Detracciones, hagan click AQUÍ.

Pintura: "On the threshold of liberty" por René Magritte.

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