miércoles, 24 de febrero de 2010

El Impuesto a la Renta y las utilidades

Fuente: El Comercio

Por: Humberto Medrano C. Abogado

Los trabajadores incluidos en las planillas de las empresas deben efectuar pagos mensuales a cuenta del Impuesto a la Renta, los que son calculados, retenidos y entregados al fisco por el empleador. Para ello, en enero se proyecta la retribución anual y se establece el tributo que correspondería por todo el ejercicio. El monto a retener se determina fraccionando el resultado en doce cuotas.

En el primer trimestre de cada año los trabajadores de las empresas obligadas a distribuir utilidades comienzan a especular —como ocurre ahora— sobre las sumas que les tocará como participación en las ganancias del ejercicio anterior. Su monto no puede preverse, de modo que al recibirlas se alteran los cálculos hechos inicialmente y debe ajustarse la retención por los períodos siguientes, lo que suele generar serias dificultades, especialmente cuando las utilidades son muy altas, como ha sucedido en la minería.

En efecto, el ajuste puede conducir —en un escenario extremo— a que el sueldo de los meses posteriores a la distribución de la participación no alcance a los trabajadores para afrontar las retenciones que faltan para terminar el año, o que la cantidad exigible sea tan elevada que les deje muy poco dinero en los bolsillos. Son consecuencias no deseables.

Como quiera que siempre existen necesidades apremiantes que deben ser satisfechas de inmediato, es utópico pensar que todos los servidores pueden actuar con la diligencia necesaria para guardar una parte de la suma recibida, la cual les permita afrontar las mensualidades restantes.

Por ello, debería modificarse el Reglamento de la Ley del Impuesto a la Renta, a fin de que en el momento de cobrar su participación en las utilidades, el pago a cuenta se efectúe por un importe significativamente más alto que el habitual, de manera que en los siguientes meses la retención al trabajador no resulte desproporcionada y se evite, así, que su ingreso real se convierta en minúsculo.

Pintura: "Combine" (1963), por Robert Rauschemberg

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